El Tambor a través del tiempo
La fuerza del tambor ritual fue reconocida y su utilización prohibida por diversas instituciones a través de los tiempos. Entre los ejemplos figura el caso de los esclavos africanos trasladados a América quienes consiguieron recrear, en la nueva tierra, el sonido de sus ritos ancestrales, valiéndose de los materiales que pudieron encontrar y ensamblar. La tradición perduró y hoy es evidente en las ceremonias propias de la cultura del Brasil profundo o en la percusión característica del candombe uruguayo.
Con la organización en Rusia del Estado Comunista, se desfiguró el marco de la convivencia interétnica. En una región de la extensión geográfica de la URSS (aún de la actual Federación Rusa), en donde solían coexistir una diversidad de religiones como el Cristianismo - Católico, Ortodoxo o Reformado - el Islam y el Budismo, además de otras prácticas, la puesta en marcha del régimen tuvo consecuencias imprevisibles. Con las políticas punitivas vigentes entonces, las ceremonias espirituales implicaban un gran riesgo. Así y todo, las tradiciones arcaicas de sanación sobrevivieron a las purgas de la Rusia Soviética de la mano de valientes chamanes resueltos a preservar las enseñanzas de sus antepasados.
Otro caso significativo es el de los nativos lapones. En la actualidad, los misioneros luteranos continúan limitando el uso de los tambores. Sin renunciar por esto a sus ceremonias, ellos mantienen vivas las tradiciones de sus ancestros y llevan a cabo sus prácticas en lugares apartados. Un estudio etnográfico reveló que gran parte de la organización de estos rituales clandestinos está a cargo de grupos de mujeres indígenas. Asimismo, en la historia reciente de los Sami, naturales del norte de Laponia, se viene desarrollando un conflicto irresuelto con el gobierno de Finlandia. La legislación de ese país nórdico no reconoce en su totalidad los derechos de propiedad y posesión sobre las tierras que los aborígenes ocupan. Las condiciones en que se resolverá la disputa continúan en observación.